En mayo de 1971, el ERP raptó a Stanley Sylvester, diplomático del Reino Unido y gerente general de Swift en Rosario; para liberarlo, la organización guerrillera reclamó la reincorporación de personal cesanteado por la empresa y la entrega de comida en barrios de emergencia

 “El señor Stanley Sylvester, puesto a disposición de la justicia popular, está siendo sometido a juicio revolucionario por el ERP. El señor Sylvester representa simultáneamente a los intereses de los enemigos del pueblo argentino: el imperialismo británico y el poderoso monopolio yanqui Deltec”. Así justificaba en un comunicado el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las principales organizaciones guerrilleras de los años 70, el secuestro del cónsul británico en Rosario y gerente general del frigorífico Swift, que permaneció una semana en cautiverio, en un caso que conmovió especialmente al sur de la provincia de Santa Fe, en mayo de 1971. Fue liberado a cambio de un rescate, que incluyó la reincorporación de trabajadores cesanteados y la entrega de alimentos, frazadas y útiles escolares a empleados y vecinos de villas de emergencia, en un alarde de audacia y propaganda.

Corría el gobierno militar del teniente general Agustín Alejandro Lanusse y el golpe del ERP sorprendió por la impronta social que quisieron transmitir los captores.

Sylvester, de 58 años, era cónsul honorario del Reino Unido en Rosario desde hacía ocho años y fue interceptado cuando salía de su casa, en el barrio residencial de Fisherton, en la mañana del domingo 23 de mayo de 1971, en una rápida acción comando, en la que el automóvil Peugeot del diplomático Y empresario quedó encendido, con la llave puesta y la puerta delantera abierta frente a su domicilio, lo que intrigó a su esposa y a los vecinos. Tres desconocidos, jóvenes según declararon testigos que advirtieron la maniobra, lo introdujeron en otro vehículo y huyeron a gran velocidad.

El día del secuestro, el personal de servicio de la residencia se encontraba de franco, por lo que los investigadores entendieron que los secuestradores habían monitoreado los movimientos de la casa y del vecindario en los días anteriores. En la casa de Stanley se encontraban su esposa Sally y el menor de sus hijos, de nombre John.

Socio del Club Atlético de Rosario, en el que integró varias comisiones directivas, Sylvester practicaba varios deportes, en especial el golf y el criquet, especialidad en la que alcanzó renombre, hasta integrar el seleccionado argentino, según reflejan los medios de la época.

Las demandas sociales

En los días sucesivos se difundieron por distintas vías comunicados del ERP, que se atribuyó el ataque. Por las exigencias de la organización guerrillera quedó claro que el golpe se orientaba más a la tarea de Sylvester en el frigorífico Swift, más que en su actividad diplomática.

En una de las notificaciones de sus demandas, él ERP sostuvo que “desde principios de siglo, el frigorífico Swift amasó sumas fabulosas de dinero que, producidas por los trabajadores argentinos engrosaron los bolsillos del imnperialismo”.

Se calificaba al gobierno de Lanusse de “títere” y planteaba reivindicaciones en beneficio del personal, al denunciar la “complicidad” de la dirigencia sindical que ejercía las riendas en la CGT.

Durante una semana se sucedieron los mensajes y reivindicaciones, lo que obligó a la empresa a reincorporar a personal que había sido cesanteado y a entregar bolsones de alimentos (aceite, arroz, azúcar y leche en polvo” a los 3500 operarios de la firma y a familias de villas cercanas. A ese kit se sumaron luego frazadas y útiles escolares.

 

“Swift, en colaboración con la dictadura militar organizó la maniobra con las carnes, transformándolas en un artículo de lujo para el pueblo. Para los obreros del frigorífico significó la pérdida de trabajo durante varios meses. Un obrero de Swift gana alrededor de 20.000 pesos por mes. ¿Viviría el señor Silvester y su familia en la mansión de Fisherton con ese salario?”, se preguntaba el ERP con ironía en uno de sus comunicados.

Años después, en un diálogo con el diario rosarino La Capital, Jorge Luis Marcos, que había integrado la conducción del ERP y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), aportó datos que explican la finalidad de los secuestradores. “El objetivo no era sacar plata. Lo que queríamos era difundir las reivindicaciones populares y que la prensa imprimiera nuestros comunicados. Fue una acción de propaganda armada”, reveló.

Para llevar adelante el golpe alquilaron una casa con garaje, sobre la calle Lamadrid, que era de tierra, cerca de las vías del tren. Allí se construyó un sótano, donde permaneció el gerente de Swift durante el secuestro.

La policía y otras fuerzas de seguridad realizaron operativos desde el primer día de la desaparición del cónsul y gerente general de Swift, con más de 50 allanamientos en la zona urbana de Rosario, que derivaron en unas 20 detenciones, controles en las rutas, patrullajes e identificación de personas. En la planificación de las operaciones rastrillos, llevados adelante principalmente en los barrios Stella Maris, Roque Sáenz Peña y Saladillo, participaron, entre otros, el inspector mayor Alberto Villar, luego jefe de la Policía Federal y asesinado tres años después en un atentado del PRT-ERP, y el comandante del II Cuerpo de Ejército con asiento en Rosario, el general Juan Carlos Sánchez, ultimado en abril de 1972 en un ataque del ERP y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Sylvester fue liberado, finalmente, el 30 de mayo, tras una semana de extrema tensión en Rosario y sus adyacencias.

Por Mariano De Vedia

Publicada en www.lanacion.com.ar