La medida se comunicó por medio de una reglamentación de orden interno que le llegó a todas las unidades

A partir del mes de abril los integrantes de la Armada Argentina no podrán usar barba. La resolución figura en un anexo referido a una rectificación en el Reglamento de Uniformes para el personal de la Armada que se puso en vigencia en 2008.

Con fecha 27 de febrero la nueva determinación de la Armada Argentina lleva la firma del contraalmirante Juan Carlos Romay, Director General del Personal y el Bienestar de la Armada. Fuentes de esa cartera justificaron la medida porque servirá, entre otros beneficios, para “facilitar los entrenamientos de los uniformados”.

En el punto 1 con el título “Barba” se establece que “queda prohibido el uso de la misma para todo el personal militar” y luego se enumeran las excepciones que tendrá esa regla.

Esas excepciones regirán para “unidades desplegadas fuera de su asiento natural en operación, las cuales producto de una contingencia o por diseño de la unidad limite su capacidad de agua dulce y que, de no racionalizar la misma, afecte el cumplimiento de la misión (por ejemplo, unidades/elementos de Superficie, Submarinas, de Infantería de Marina en operaciones de tiempo prolongado, Unidades de Campaña Antártica/Patrulla Naval Antártica combinada, navegando al sur del paralelo 60° y dotación de Bases Antárticas” y también por “prescripción médica” y detalla que “la misma deberá ser completa, con bigotes, prolija y recortada, evitando toda excentricidad en su forma y dimensiones”.

El uso de la barba, tradicionalmente, está autorizado para los uniformados cuando están a bordo y para los submarinistas también por la necesidad de que cuando están en operaciones deben ahorrar el uso del agua, por lo tanto se evita utilizar ese recurso indispensable y escaso para afeitarse. En esos casos, sólo se permitía que la barba fuera completa y no con el “estilo candado”.

La barba en la Armada -la única fuerza que la tenía permitida, no así en el Ejército ni en la Fuerza Aérea- volvió a ser autorizada por el almirante Joaquín Stella, el jefe de la Marina en la Presidencia de Fernando De la Rúa, pero solo para oficiales con la jerarquía de capitán de corbeta o superior. Luego se fue extendiendo a jerarquías más bajas e incluso al plantel de suboficiales. La medida se adoptó con la finalidad de recuperar la tradición naval histórica y además funcionó como un beneficio simbólico para moderar un creciente malestar por los bajos salarios.

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