"La prisión domiciliaria no es una puerta cerrada. Si una persona mayor de las fuerzas armadas tiene el mismo derecho que otra en su condición, ¿por qué no dárselo?. Por más que se haya equivocado gravemente tiene ese derecho. Aunque tampoco fueron todos. algunos no se han equivocado gravemente", agregó en declaraciones hechas a la agencia oficial de noticias Télam, y que fueron compiladas por el diario Clarín, el lunes 9 de abril de 2017 bajo la firma del periodista Sergio Rubín.

Y completó: "Los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia".

 

Con todo, Olivera -que acaba de regresar del Vaticano, donde se reunió con Francisco-, aclaró que "con el Papa no hablamos de ese tema, pero aquí hay que vivir los derechos humanos para todos, encarnarlos plenamente, sí, pero para unos y otros. Si no vivimos una Justicia para todos, que nos iguale, podemos cometer injusticias".

 

En los últimos tiempos crecieron los reclamos de los  procesados y condenados por delitos de lesa humanidad y sus familiares -sobre todo a aquellos que su salud está muy deteriorada- para que se les conceda el beneficio de la prisión domiciliaria y, si bien en algunos casos fue otorgada, en muchos otros no.

 

En ese sentido, Olivera aseguró que los argentinos "todavía tenemos que hacer un camino". "Lo hemos vivido el 24 de marzo, cómo en algunas personas había una memoria un poco parcializada, un poco volcada hacia un lado", se lamentó, en declaraciones a Télam, en referencia a las marchas por el aniversario del golpe de organismos de DD.HH, agrupaciones de izquierda y kirchneristas.

 

El quinto año de pontificado de Francisco, entre la soledad y las multitudes

“Sin quitar la gravedad que hemos vivido como país durante el gobierno militar, ese tiempo difícil, también tenemos que mirar para adelante, con reconocimiento de las culpas y el pedido de perdón”, afirmó. Pero advirtió que “la voluntad de querer mirar para adelante y sanar heridas reconociendo esos errores tiene que venir de todos lados".

 

Y completó: "Por eso digo que la reconciliación debe ser para todos lados. Nos damos cuenta de que todavía hay mucha herida abierta en el país, y si no hay verdad y no hay reconocimiento de culpas tampoco hay justicia ni paz. Es todo un camino de ayudar a buscar eso el que hay que recorrer", aseguró de cara a las líneas de acción para los próximos meses.

 

Olivera reemplaza a monseñor Antonio Basseotto, quien en 2005 fue echado unilateralmente del cargo por el entonces presidente Néstor Kirchner..

 

Baseotto había apelado a la una cita bíblica, referida a que aquellos que escandalicen a los menores más les valdría colgarse una piedra de molino al cuello y echarse al mar, al criticar el reparto de preservativos entre adolescentes dispuesto por el ministerio de Salud para prevenir el sida y evitar los embarazos.

 

En aquel momento, el Vaticano advirtió que con el despido unilateral de Baseotto, sin el acuerdo de la Santa Sede, la libertad religiosa estaba siendo afectada. La situación permaneció irresuelta hasta que hace diez días el Gobierno, en un gesto hacia la Iglesia, aceptó la designación del nuevo obispo castrense.

 

"Asumiré los primeros días de junio. Estamos coordinando con distintas personas que tienen que estar, de la Iglesia y del Gobierno porque es un momento casi histórico este nuevo inicio", dijo Olivera La jurisdicción del obispo castrense alcanza a los fieles militares y civiles que pertenecen al Ejército, a la Armada, a la Fuerza Aérea, a la Gendarmería Nacional y a la Prefectura Naval, además del personal de los Ministerios del área.