Rusia e Irak propusieron crear una comisión independiente para investigar el incidente del supuesto uso de armas químicas en la provincia de Islib. Pero la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) ha rechazado esa propuesta. Por eso Rusia critica que la inacción de los miembros de la OPAQ que está dañando el prestigio del organismo. No sólo Moscú quiere investigar, sino que además los analistas internacionales insisten en que hace falta una investigación en el terreno que  verifique o desmienta el uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio. El Canciller ruso declara que el intento de Occidente a través de la OPAQ de torpedear la iniciativa de Moscú para investigar el ataque químico en Idlib demuestra que su objetivo es derribar al Gobierno sirio. Según el ministro ruso, las delegaciones occidentales bloquearon una iniciativa de Moscú  para enviar expertos de la OPAQ al lugar del supuesto ataque con armas químicas. El jefe de la diplomacia rusa añadió que a pesar de que Londres y París aseguran que sus expertos han obtenido muestras del lugar del incidente, Moscú  no ha recibido ninguna información, ni de las autoridades británicas ni francesas, como tampoco de la OPAQ, después de pedirles que precisaran  de donde obtuvieron las citadas pruebas.

Mientras tanto, el experto militar británico Charles Shoebridge aseguró que varios grupos insurgentes que operan en Siria tienen acceso a materiales químicos. Pero el uso de agentes químicos por parte de los insurgentes en Siria en raras ocasiones es informado por los medios occidentales. El experto mencionó, entre otras, la reciente declaración de Jerry Smith, quien encabezó la misión de la ONU que supervisó la eliminación de las reservas gubernamentales de gas Sarín en Siria, hace tres años. Smith destacó entonces que “es probable que el Estado Islámico (EI)  y otros grupos cuenten con gas Sarín”. El experto indicó también que los insurgentes han utilizado reiteradamente cloro en sus ataques, hecho confirmado por la ONU y la POAQ. “Si se muestra que los insurgentes están utilizando y fabricando este tipo de compuestos y químicos, esto socavaría el discurso de que sólo Al Assad podría ser el responsable podría ser el responsable de las terribles escenas que vimos en las pantallas televisivas” explicó Smith. 

Existe también un informe de Theodore Postol, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) quien refutó las actuaciones estadounidenses en contra de que Damasco era responsable del ataque químico en la provincia de Idlib, el pasado 4 de abril. El informe sostiene que las fuerzas gubernamentales lanzaron un ataque aéreo, pero las armas químicas no llegaron desde el aire, sino se encontraban en la superficie y que pertenecían a los insurgentes y terroristas.

Rusia también presenta ante la OPAQ pruebas documentales de que el ataque puede ser un montaje. Las fotos  que  dispone Moscú, tomadas  en el lugar del supuesto ataque químico contradicen a varios videos publicados por la oposición siria, que afirma que fue perpetrado por fuerzas gubernamentales.

Los analistas internacionales, y también Moscú  consideran al incidente en Idib como  una “provocación bien planificada”, ya es conocido que el 7 de abril pasado el presidente  Donald Trump ordenó  un ataque con 59 misiles Tomahawk a una base aérea militar  siria en  Shayrat (provincia de Homs), desde la que supuestamente el Gobierno sirio  habría ordenado un ataque con armas químicas sobre la localidad de Jan Sheijun. El ataque militar de los EE.UU. no ha ayudado a la solución de la situación y sólo ha beneficiado al Estado Islámico.

Además de los que hizo los EE.UU.  En Siria se puede calificar como un acto de agresión militar con violación de las reglas internacionales. Se dicen que las imágenes de los niños muertos conmovieron a Donald Trump, hasta el punto de que  el presidente de los EE.UU. decidió lanzar  los misiles crucero Tomahawk.

Sin embargo, mientras que Washington se muestra preocupado por el destino de los niños sirios, no lo parece que esté tanto por las consecuencias de sus operaciones en Mosul, que ha puesto en peligro la vida de miles de iraquíes menores de edad. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha informado que unos 151.000 niños han sido desplazados en las últimas semanas, y unos 250.000 desde que comenzó la batalla por liberar Mosul, a mediados de octubre del año pasado. Según ha afirmado a la prensa el Asesor Regional de la Unicef para Situaciones de Emergencia y Coordinador Señior para Mosul, Bastien Vigneau, 220.000 niños “se encuentran en riesgo extremo en la ciudad vieja, rodeada por las Fuerzas dela  Coalición y aún bajo control del EI”. Pero pocas noticias vienen de Mosul y Raqa, donde los civiles están muriendo en masa por los bombardeos.

A la vez el Centro Ruso para la Reconciliación en Siria informa que unos 120.000 habitantes de la provincia de Damasco han recibido agua y alimentos. Asimismo, también asegura que a  la población se le presta asistencia médica. Se informa también que mediante dicho centro, el Gobierno sirio ha logrado ponerse de acuerdo con los miembros de la oposición de cuatro ciudades de la provincia para combatir juntos al grupo terrorista del Estado Islámico.

A Moscú le sorprende que las organizaciones internacionales que llevan a acabo desminados humanitarios no hayan ofrecido iniciativas para prestar ayuda a la población de la ciudad siria de Alepo, recientemente liberada del EI. Por eso Rusia intensifica el desminado en Siria con el envío de un grupo de zapadores. El Ministerio de Defensa de Rusia ha informado que en una sola jornada en marzo del corriente año, miembros del Centro Internacional de Desminado Ruso han desminado 57 edificios y un área de más de 70 hectáreas en la ciudad siria de Alepo. Asimismo, han hecho seguro más de 11 km de carretera. Además de eso, más de 150 zapadores de las Fuerzas Armadas de Rusia, incluidos expertos con perros detectores de explosivos, y 17 unidades de equipamiento especial han sido trasladados hasta la ciudad de Palmira. El objetivo principal de estas unidades es desminar carreteras y los elementos más importantes de la infraestructura de la ciudad, como hospitales o los sistemas de agua y eléctrico, así como también la parte histórica de la ciudad antigua.

Las cadenas CNN y BBC casi no dedican tiempo en sus informativos para hablar sobre el impacto de la operación antiterrorista de la coalición militar dirigida por los EE.UU. en Irak, tratando de promover una imagen limpia y positiva de la misma. Durante la batalla en Siria, por el contrario, estos mismos medios relataron continuamente historias sobre las supuestas consecuencias negativas de las acciones de la Fuerzas  rusas y las de Bashar Al Assad en contra de la población civil en el país, pero las acciones y hechos son más fuertes que las palabras.