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El Gobierno trató de despegarse del conflicto que por primera vez en la historia de la Prefectura Naval derivó en un masivo autoacuartelamiento pacífico de miles de efectivos en los principales destinos del país y achacó el problema a una equívoca interpretación del departamento contable de la institución, en la aplicación de un decreto de reordenamiento salarial que encendió la mecha del conflicto
En efecto, un despacho de la agencia oficial de noticias TELAM, emitido en la tarde del martes (02 oct 2012) dijo que “autoridades de esa cartera (Seguridad) analizan junto a sus pares de Economía las liquidaciones para determinar “cuáles fueron los criterios utilizados por la fuerza (Prefectura) y para dilucidar dónde se cometieron errores”
Nunca antes en el historial prefecturiano se había dado una situación de esta naturaleza, salvo la participación aislada, en 1989 y 1990 de un puñado de efectivos amotinados del Grupo Albatros en los alzamientos carapintadas del Ejército.
El conflicto involucra a la gran parte de la suboficialidad de esta fuerza de seguridad de unos 14.000 hombres. Voceros de los convocados aclararon que la protesta es pacífica y se encuadra en un reclamo gremial y no político. Las guardias y servicios esenciales se cumplían normalmente.
El subsecretario de Seguridad, Sergio Berni intentó calmar los ánimos y pidió un plazo de 24 horas para buscar una solución, pero al no poder dar respuestas concretas la propuesta fue rechazada. Si bien la protesta se inició en La Boca, rápidamente se extendió al edificio Guardacostas y posteriormente a las principales unidades prefecturianas de todo el país.
Según denunciaron los prefecturianos al diario Clarín, no solo no los dieron aumentos similares a los de los estatales sino que, además, el decreto 1.307 de este año, que reordenó los salarios en las Fuerzas de Seguridad, les implicó recortes de sueldo de entre el 30% y el 60%, con pérdidas en sus ingresos de 1.500 pesos o más por mes.
Esa norma, firmada por la ministra de Seguridad, Nilda Garré, fue publicada en el Boletín Oficial el 4 de septiembre pero comenzó a regir esta semana cuando los efectivos fueron a cobrar sus sueldos. Entre otras cosas, eliminó adicionales y compensaciones y estableció cuatro nuevos suplementos particulares.
Enardecidos, los efectivos protestaron contra el decreto y le gritaron furiosos a Berni: “¡Que baje! ¡Que baje! ¡Que baje!”. Pero el secretario de Seguridad no se presentó en la entrada principal donde había cientos de efectivos. Muchos de ellos, enojadísimos, dijo Clarín.  
La protesta fue convocada por efectivos desplegados en el operativo de seguridad "Cinturón Sur", quienes aclararon que la medida "es pacífica" y que el personal que adhirió a la protesta está desarmado.
La postal en Avenida Eduardo Madero 235, donde funciona el edificio "Guardacostas", mostró una imagen nunca vista: a los prefecturianos con aplausos y gritos, con sus pancartas en repudio al decreto 1307 en alto. Con el correr de las horas, cada vez más efectivos se sumaron a la protesta. Incluso, muchos que estaban de franco y vestidos de civil se acercaron a apoyar a sus compañeros.
"No cobramos una moneda. Te amenazan con los pases, te amenazan con sanciones. Vivimos presionados. Tenemos que vivir de los adicionales. Hacemos 24, 36 horas y de repente vienen y te arrebatan 3 mil, 4 mil pesos. Del ministerio nadie viene a dar la cara", se quejó a los gritos y angustiadísimo un efectivo por el canal de noticias TN.
Desde muy temprano circulaban mails que convocaban a una sentada en los edificios Centinela, de Gendarmería, y Guardacostas, de Prefectura, y a una protesta mayor para el viernes.
A través de un comunicado, Prefectura informó que "se produjeron algunas manifestaciones de descontento en sectores focalizados de la institución". Y que "las autoridades de Prefectura, junto al Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Economía, están trabajando para resolver eventuales desequilibrios y encontrar una solución apropiada al tema". 
La agencia oficial de noticias TELAM difundió un despacho dando cuenta de que el problema de las liquidaciones era resorte excluyente de la Prefectura.