El alegato de la Fiscalía tuvo lugar esta semana, cuando la atención pública estaba puesta en las repercusiones políticas por el pedido de condena a doce años de prisión para la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien impulsó a Milani como jefe del Ejército en la última parte de su gestión, entre 2013 y 2015.

 

 

“Solicito que se condene a tres años de prisión que pueden dejar en suspenso, una multa del 100 por ciento del enriquecimiento por la suma de 200 mil dólares al momento en que la sentencia adquiera ejecutoridad, la inhabilitación perpetua” para ejercer cargos públicos y el pago de las costas” del proceso, dijo la fiscal León. También reclamó el decomiso del inmueble de la casona de la calle O’Higgins 3636, en San Isidro.

 

El delito de enriquecimiento ilícito tiene una pena de dos a seis años de prisión. A la hora de mensurar la pena, la fiscal consideró como atenuantes el tiempo que lleva la causa (“llevan más de nueve años sometido a un proceso penal”) y la ausencia de antecedentes penales. También que Milani “estuvo privado de libertad en el marco de otra causa en la que resultó luego absuelto”. Como agravante, la fiscal subrayó la “extensión del daño causado, el involucramiento de terceras personas” y los antecedentes de una “formación de excelencia militar”, en donde se destacaba su honorabilidad.

 

Al amigo de Milani, el ex militar Eduardo Barreiro, la fiscal lo acusó de encubrimiento, pero anunció que no iba a pedir condena porque el tiempo que demoró la causa implicaba la prescripción.

 

El caso

 

El juicio oral comenzó el 7 de julio pasado ante el Tribunal Oral Federal 7, con César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani y su amigo Eduardo Barreiro,  capitán del Ejército, como acusados. En el primer día del debate, Milani rechazó los cargos en su contra. “Con la nueva pericia los números cierran”, afirmó. Y sostuvo fue víctima de un “ataque sistemático desde 2013″, en donde mencionó el tiempo que pasó preso por una causa de lesa humanidad, la desaparición de Agapito Ledo, en donde terminó absuelto . “La condena social es terrible en este país”, se quejó.

 

En 2010, Milani compró una casa en La Horqueta por $1.500.000. En 2013, cuando asumió como Jefe del Ejército, fue denunciado por enriquecimiento ilícito. Un peritaje oficial determinó que Milani no pudo justificar sus gastos y en especial la compra de la casa de San Isidro. Entonces, al ser llamado a declarar por el juez Daniel Rafecas, Milani explicó que unos 200.000 dólares que le faltaban para comprar esa costosa propiedad habían salido de un préstamo “de mutuo” que le hizo un amigo militar. El dinero se lo entregó en efectivo “en un bolso chiquito” en diciembre de 2009, durante un brindis de fin de año que se llevó a cabo en el Edificio Libertador y al menos otras seis personas habrían presenciado esa entrega. Ninguno de los dos había asentado la existencia del préstamo en las declaraciones juradas impositivas. Para los investigadores judiciales, ese préstamo no existió.

 

Supuestamente, para devolver ese préstamo, Milani y su esposa le vendieron a Barreiro por 200 mil dólares un departamento en calle Moldes 2376 en el barrio porteño de Belgrano, que al poco tiempo Barreiro pudo vender por 225 mil. La familia Milani se ocupó de esa operación, según declararon desde la inmobiliaria.

 

La acusación

 

En su alegato, la fiscal León repasó las pruebas que se reprodujeron en el juicio: las versiones dadas por los acusados en el debate para negar los hechos, el desfile de los testigos entre los que estuvieron los que le vendieron la casa a Milani, los que le compraron el departamento y la esposa del ex militar, entre otros. También los resultados de las pericias contables. “Las pruebas de cada uno de los elementos debidamente incorporados a este proceso permiten sostener la imputación y calificar de falaces algunas de las afirmaciones brindadas por los imputados” , dijo León.

 

Fue entonces que la titular del Ministerio Público repasó cuál era la situación de Milani. Como funcionario público, desde 2001, tenía obligación de presentar su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción. Pero en 2011 esa repartición le pidió explicaciones por inconsistencias que aparecían en su declaración del año anterior, 2010. Precisamente, el 10 de junio de 2010, Milani compró la casa de la calle O’Higgins, en San Isidro. La fiscal apuntó a las declaraciones juradas ante la AFIP que también habían sido presentadas fuera de término desde 2006.

 

“En el 2009 Milani no declara la caja de ahorro en dólares, un depósito a plazo fijo en dólares, dinero en efectivo en dólares. Tampoco había declaró dólares que sí informó en Ganancias y Bienes Personales en AFIP... Todas aclaraciones hechas en 2011 respecto de 2009″, dijo la fiscal. “Y en ese momento Milani no informa de ningún mutuo. Aquí podría haber informado el mutuo de Barreiro que ya no había informado en su debido momento. Sin embargo, no lo hizo”.

 

Para la fiscal, la razón de esa decisión fue una sola: el documento que fue presentado en la causa para acreditar el “préstamo” de dinero que, se dice, le hizo Barreiro a Milani para poder comprar la casa fue en realidad un ardid que se armó después para poder justificar la forma en la que el entonces jefe militar se compró una casa. “Lo relevante es que el que Barreiro aparece como otorgante de un préstamo y como el comprador de la calle Moldes, por un monto de 200 mil dólares, en efectivo, cuando Barreiro no tenía capacidad ni económica ni financiera para realizar ninguna de las dos operaciones”, afirmó. Precisamente, ese mutuo no apareció en las presentaciones ante la OA. Recién aparece cuando un informe del programa Periodismo Para Todos, en 2013, expone la nueva casa de Milani, y eso deriva en denuncias en Comodoro Py 2002, que dieron inicio a esta causa.

 

 “El contenido de ese papel es falso”, sostuvo Fabiana León. “¿Cuál es el motivo de la incorporación de este elemento que hace su aparición estelar en la causa el 29 de noviembre de 2013? La explicación de los imputados en sus indagatorias solo se sostiene en la necesidad de justificar la evolución patrimonial. Mostrar que Cesar Milani disponía de fondos suficientes el 10 de junio de 2010 cuando adquirió el inmueble de la calle O’Higgins. Barreiro dijo en su indagatoria que sacó de Internet el modelo de mutuo donde se asentó un préstamo de 200 mil dólares con un interés del 6 por ciento ciento anual”. La fiscal cuestionó que ese documento no cumple las exigencias fijadas por el Código Civil porque no tiene fecha cierta y aparecen dos firmas sin aclaración. “Con anterioridad, en 1996, Milani ya había hecho un mutuo y lo hizo muy bien. Entonces sabía cómo son las características de un mutuo por escritura... Milani sabía que ese papel (que presentó en la causa) la única función que tenía era venir a salvar la situación para justificar la compra” de la casona de San Isidro.

 

El papel dice que se firmó en diciembre de 2009. La explicación dada por los acusados fue que Barreiro le acercó el dinero en un bolso en efectivo cuando estaban participando de un brindis de fin de año en 2009 . “¿Qué fecha le ponemos? El brindis... Brindemos -ironizó León-. Ninguno de los participantes vio el mutuo, ni el bolso, ni que llegara con sumas de dinero. Uno de los brindantes ni siquiera vio a Barreiro en el lugar”.

 

Para la fiscal, ese escrito “no tiene fecha cierta ¿saben por qué? Porque ese día que estaban todos brindando no existía ese traslado de dinero de Barreiro a Milani. No había motivo real del préstamo. A esa fecha, en diciembre de 2009, Milani no sabía si la casa seguía en venta o si la compraría”. Recién comenzó a interesarse por esa vivienda en febrero de 2010, según declaró la vendedora. En mayo cerró el precio y en junio se firmó la escritura. “En todo ese tiempo, se debían pagar intereses por un dinero que Milani no sabía si iba a utilizar... El mutuo no existía, se presentó después”.

 

León avanzó entonces sobre el rol de Barreiro. Según precisó, Milani ya declaró en 2004 él ya le había prestado plata a Barreiro, “una suma mucho mas razonable, 4 mil dólares”. En 2006, Barreiro vendió dos locales, plata que usó para prestarle a Milani. Pero la venta de los locales fue por una suma muy inferior: 120 mil dólares, que además compartió con su hermano. Si para el 2004 Barreiro tuvo ue pedir plata prestada y aún si hubiera recibido la totalidad... ¿cómo hizo Barreiro para llegar a los 200 mil dólares en menos de tres años? No hay ninguna posibilidad. Revisamos sus haberes, sus tarjetas, los subsidios documentados... No se puede colegir que tuviera 200 mil dólares para prestarle a Milani. En ese momento Barreiro vivía al cuidado de su padrastro en la avenida Cordoba, primer piso por escalera, un solo baño, un solo dormitorio y en el patio una construcción prefabricada para hacer otro dormitorio”.

 

Fue entonces que buscó visualizar “la hermosa casa que pudo comprar Milani” y el lugar donde vivía Barreiro, supuesto dador del dinero con la que la compró. El supuesto préstamo se canceló al año siguiente, cuando Milani le transfirió a Barreiro el departamento de la calle Moldes, que luego vendió. Pero cuando supuestamente era propiedad de Barreiro, la familia de Milani seguía viviendo ahí.

 

“Dudo que siendo propiedad de uno, fuera el otro que el siguiera pagando la luz, el agua, las expensas... Si Barreiro ganó 25 mil dólares en un año, y ganó 12 mil dólares con los intereses que establecía el papel, serían 37 mil dólares por arriba del mutuo. Es un exceso irracional que se aleja de toda realidad. No hay forma de saber qué hizo Barreiro con toda esta plata que habría ganado. No hay forma porque no está declarada y sus condiciones de vida siguieron siendo viviendo en la avenid Córdoba, cuidando a su padrastro”, añadió.

 

Con este panorama, la fiscalía recordó el antecedente del enriquecimiento del ex secretario de Obras Públicas José López, tras aparecer en un convento con 9 millones de dólares. Formalizó el pedido de condena para Milani por esa figura penal y la decisión de no acusar a Barreiro porque el delito de encubrimiento por estar prescripto. El juicio continuará el próximo jueves con la palabra de las defensas. Y luego de las réplicas y las últimas palabras, los jueces Enrique Méndez Signori, Fernando Canero y Germán Castelli harán saber su veredicto.