El diario La Nación, en su edición del domingo (16 mar 2014) da cuenta de la singular experiencia comunitaria que un grupo de 9 soldados del Ejército, con base en Campo de Mayo (ver foto), está haciendo en la periferia de Florencio Varela en el marco de un acuerdo entre esa institución, el Ministerio de Defensa, las Madres de Plaza de Mayo y la organización La Cámpora. En general hay aceptación de los vecinos, pero todos lamentan que los uniformados se retiren a media tarde a su cuartel, que es cuando comienza a aflorar la inseguridad que los acompañará hasta la mañana del día siguiente
La nota, firmada por Santiago Daleo, expresa:
El ruido de las bordeadoras corta el clima de tranquilidad y silencio que se respira en el barrio. A la hora del almuerzo, hay poco movimiento en las calles de la periferia de Florencio Varela . Dos chicos en bicicletas, un grupo de cuatro mujeres y algunos jóvenes son los que cruzan por la canchita de fútbol que ocupa el centro del lugar. Ahí trabaja un grupo de nueve soldados que tienen como objetivo desmalezar la zona. Ya no causan intriga o dudas como ocurría los primeros días.
Son tres las máquinas que usan los soldados que todas las mañanas, desde las 9, trabajan en el barrio San José, aunque algunos de los vecinos prefieren llamarlo Agustín Ramírez. Otros tres, rastrillo en mano, se encargan de limpiar el terreno. "La gente nos trata muy bien", dice uno de ellos con timidez. "Venimos todas las mañanas desde Campo de Mayo", cuenta otro. Son todos muy jóvenes, el último eslabón en la cadena de mando.