República Argentina: 2:26:32pm

Carta de lectores publicada por www.lanacion.com.ar

Muchas veces nos hemos referido en esta sección a la carencia de piedad de los jueces verdugos que dictan sentencias inicuas y clavan cobarde y sádicamente su escalpelo sobre el cuerpo sangrante de gente inocente de toda inocencia.

Para colmo, ello lo hacen falsamente escudados en el supuesto análisis de hechos ocurridos hace cincuenta años, con respecto a los cuales, por el mero paso de tantas décadas no hay prueba alguna que pueda subsistir. Pero, no sólo con los injustamente castigados militares sucede ello. También se lo puede ver con cantidad de civiles como el Dr. Jaime Smart, prestigioso integrante de la Cámara Federal en lo Penal de los años 70, que tantas vidas ha salvado y que, sin embargo, hoy luego de medio siglo se lo mantiene detenido bajo una ristra de sentencias perversas que a coro dictan personajes menores disfrazados de jueces. Y, en esa misma línea, hace poco tiempo, por ejemplo, la integrante del Ministerio Público Fiscal, Ana Oberlin, se dio el gusto de criticar sin argumento alguno a aquella Cámara Federal en lo Penal, olvidando que por la justa y equilibrada actuación de ésta ella estaba disfrutando de la vida. Más aún, el Dr. Smart, en medio del juicio oral pidió la palabra, y le explicó que sus padres, integrantes de la agrupación montoneros, fueron puestos a disposición de la Sala II de esa Cámara, integrada por los doctores Munilla Lacasa, Black y el propio Smart, quienes después de tomarles declaración indagatoria los mantuvieron detenidos y protegidos de cualquier arbitrariedad, siendo liberados al cabo de un año por la amnistía del 25/5/1973. Que gracias a la actitud de esos camaristas la acusadora había nacido unos años después. Al escuchar esto con enorme sorpresa, la Sra. Oberlin sólo se quedó callada guardando el más absoluto silencio.

Mientras tanto, jueces y fiscales inicuos siguen celebrando la muerte en las mazmorras.

Francisco García Santillán

DNI 10.661.522