República Argentina: 9:20:38pm

Por Jacobo Alcutén publicado por www.20minutos.es

La tensión geopolítica internacional dibuja tres escenarios probables a corto plazo, según el Ejército español.

El JEMAD dice que España puede cumplir sus compromisos en defensa con el 2,1% del PIB.

Otra Guerra Fría y dos o tres superpotencias: los "tres escenarios probables" que barajan las Fuerzas Armadas dentro de 5 o 10 años.

 El mundo se encamina hacia una nueva Guerra Fría. Ese es uno de los escenarios "más probables" que barajan las Fuerzas Armadas españolas de cara al futuro próximo, según afirma el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro Esteban López Calderón. "El orden internacional en los próximos 5 o 10 años va a depender fundamentalmente de dos aspectos: el desenlace final de la guerra de Ucrania y la interrelación que se cree entre Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China", dice la cuarta autoridad militar del país, tras el rey, el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa.

Aunque recalca que "se podrían deducir muchos escenarios posibles", López Calderón insiste en que "en ese horizonte a corto plazo hay tres escenarios que pueden ser los más probables" desde el punto de vista militar y así los ha dibujado durante su intervención en el Foro de la Nueva Defensa y el Espacio, celebrado en Madrid:

El JEMAD afirma que el primer escenario sería "la continuidad de la situación actual como consecuencias de un cierre en falso del conflicto de Ucrania, que no garantizara una paz duradera". Recuerda que todos los esfuerzos por alcanzar un alto el fuego "no han tenido éxito hasta el momento" y que "todo parece indicar que la situación actual se va a mantener, al menos, durante los próximos meses". Para ello, no obstante, incide en que debe mantenerse "el apoyo de Occidente" a Kiev y "la presión económica sobre Rusia", ya que de lo contrario Moscú podría lograr sus objetivos y decantar el conflicto a su favor.

"Sabemos que la economía de Rusia está seriamente dañada por el esfuerzo bélico y las sanciones occidentales, pero se mantiene a flote por la exportación de recursos naturales, principalmente petróleo y gas", añade.

En este primer escenario también "persistiría la inestabilidad en Oriente Próximo, alimentada por el interés de numerosos actores en ocupar una posición relevante y de influencia" en la región. "No se conocen los efectos reales que han tenido los ataques de Israel y Estados Unidos contra Irán, cuyo objetivo era eliminar su capacidad de producción de armas nucleares. Aunque probablemente la habrán degradado y retrasado, no se puede descartar a día de hoy que Irán continúe con su empeño de convertirse en una potencia nuclear. Esta situación y el problema palestino sin resolver, parece indicarnos que también Oriente Próximo seguirá siendo un área de inestabilidad con repercusiones globales", explica.

2. Guerra Fría con dos bloques alineados

El segundo escenario contemplado por el Ejército es una nueva Guerra Fría similar a la que se desarrolló desde el final de la Segunda Guerra Mundial y hasta el desmoronamiento del bloque soviético en los años 90 del pasado siglo: "Consistiría en la división de nuestro mundo en dos grandes bloques, orbitando en torno a China y Estados Unidos. Este escenario recordaría los tiempos de la Guerra Fría, cuando los liderazgos antagónicos de Estados Unidos y la Unión Soviética supieron calibrar sus acciones para mantener la hostilidad por debajo del umbral del conflicto armado".

"En este escenario, la Unión Europea estaría alienada y, en cierto modo, subordinada a Estados Unidos, mientras que Rusia sería una potencia subsidiaria de China", añade.

"Los indicadores que apuntan a este escenario son diversos, entre ellos, la asociación de Rusia con China mediante nuevos acuerdos y alianzas", dice López Calderón, quien recuerda que Pekín "nunca ha condenado a Rusia por la invasión" de Ucrania: "China apoya los esfuerzos diplomáticos de paz y se ha ofrecido como mediador central, pero en paralelo ha mostrado un respaldo sostenido a Rusia, con material de doble uso, que resulta fundamental para la industria militar rusa".

En este escenario, se reforzaría "la alianza transatlántica" de Europa y EEUU "basada en lazos culturales e identitarios, y en un crecimiento del interés compartido por la región Indopacífico". Del mismo modo, esa asociación occidental "provocaría un mayor acercamiento y cohesión entre China y Rusia y acentuaría la división entre ambos bloques, favorecida, además, por la rivalidad tecnológica entre ambas potencias".

3. Tres grandes superpotencias

El tercer escenario es muy parecido al anterior, pero con tres actores protagonistas en lugar de dos: "Consistiría en el predominio de tres grandes potencias, cada una con su esfera independiente de influencia: Estados Unidos, China y Rusia".

El desenlace de la guerra de Ucrania será determinante para que esta hipótesis se convierta en realidad, dice López Calderón: "Para que ocurra este escenario, tendría que darse una victoria clara de Rusia sobre Ucrania". Ese triunfo militar de Vladimir Putin permitiría a Rusia cortar su dependencia de Pekín y erigirse como superpotencia independiente.

"Si esto sucediera, Rusia buscaría estrechar lazos con sus otros socios estratégicos, principalmente Corea del Norte e Irán, en aras de rearmarse y de recuperarse económicamente de la guerra, y también con la intención de alejarse de China", afirma el JEMAD.

Pekín, por su parte, incrementaría su interés en la región Indopacífico, que considera su esfera privada de influencia: "En ese ámbito regional ya está aumentando su presencia militar y su asertividad en las áreas, con una gran presión no solamente sobre Taiwán, sino también sobre países de la zona como Filipinas y Vietnam, y en menor medida sobre Japón, manteniendo además sus actividades de carácter híbrido".

"Europa necesita autonomía estratégica"

En cualquiera de los tres escenarios antes mencionados, Europa juega un papel subsidiario, razón por la que el JEMAD subraya la necesidad de invertir en defensa para lograr la imprescindible "autonomía estratégica" que garantice la seguridad futura de los europeos, sin depender de potencias externas: "En estos tres escenarios, las grandes organizaciones, como la Alianza Atlántica y la Unión Europea, perderían parte de su relevancia, y eso, evidentemente, es algo que nos interesa evitar a toda costa".

Por ello, aboga por "aumentar la cohesión interna en la Unión Europea y alcanzar los niveles de inversión en defensa que permitan lograr una disuasión efectiva" frente a cualquier amenaza. Aunque defiende "fortalecer el vínculo transatlántico", recuerda que "la actual administración estadounidense, y también las anteriores, han manifestado su interés en centrar sus esfuerzos en la región del Indopacífico, dejando gran parte del esfuerzo de la disuasión convencional frente a Rusia en manos de los aliados europeos".