Sé que venimos de muchos años, donde la mirada de la historia estuvo centrada, con intención ideológica dominante, en contarla parcialmente. No negamos -por ende no somos negacionistas- la gravedad de los actos obrados por quienes tenían la función de cuidado y protección- como lo es el Estado- pero (eso sí sería “negacionismo jurídico”) creer que sus actos deben ser “juzgados sin Ley ni Justicia”, no lo compartimos. En esta línea de justicia, compartimos y adherimos a lo expresado por los jueces: “un estado de derecho no puede trasgredir las garantías del debido proceso sin degradarse a sí mismo en ese acto”.
Confío que la Justicia siga el camino de la justicia, aquella que no debe hacer excepción de personas, por más que sufra por ello, el ataque de muchos o no tantos, que se habituaron a usar de Ella según su conveniencia. Muchas gracias señores jueces por ser jueces de una verdadera justicia, largamente esperada, no sin desánimos, pero también con la esperanza de “ver” estos días.
Santiago Olivera
Obispo Castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad



