Por Christian Masello publicado por www.elcordillerano.com.ar
Un piloto que estuvo a bordo de un Mirage durante la guerra del Atlántico Sur destaca que el avión ubicado en Bariloche sobre el espejo de agua homenajea “el espíritu de acero, hierro y electrónica rugiente” de un aparato que en combate fue un “guerrero”.
“Me sentí halagado y muy contenido por la gente”, resalta Carlos Eduardo Perona, quien pilotó un Mirage durante el conflicto bélico de 1982, y hace poco más de dos semanas estuvo en Bariloche (reside en Buenos Aires) para asistir a la inauguración del Museo Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
Curiosamente, cuenta: “El museo, al final, no lo conocí”. Sucede que la gran cantidad de personas que se acercó ese día al lugar, a orillas del lago Nahuel Huapi, impidió a Perona acercarse hasta el espacio destinado a la exhibición de los diversos elementos, pequeños tesoros del sentimiento malvinense.
Por un lado, tanto público dificultaba el paso, pero, además, los veteranos, al ser divisados, eran requeridos para fotografías, conversaciones, abrazos… “Mucha caricia al alma”, sintetiza Perona, que relata: “Tuve la oportunidad de hablar y sacarme fotos con chicos y sus familias. Todos se mostraban cercanos al evento e interesados… Hasta llegué tarde al micro porque me quedé charlando con los presentes”.
Más allá de resaltar el afecto que los veteranos recibieron en Bariloche, Perona pone el acento en la presencia del Mirage sobre el espejo de agua: “Felicito a los que han tenido la idea de poner un emblemático avión en ese lugar. Para nosotros, fue un guerrero. Si bien no es el Indian 014, porque lamentablemente lo hemos perdido en un accidente fatal, sí se trata de su matrícula, que rememora ese espíritu de acero, hierro y electrónica rugiente, como decía el Paco García Cuerva (piloto que murió por fuego amigo al intentar aterrizar en Puerto Argentino), nuestro héroe de MIII”.
De tal manera, sostiene: “Los veteranos de Bariloche han hecho un trabajo realmente imponente; el avión ha quedado espectacular”.
Perona pilotó un Mirage en Malvinas. El 1° de mayo de 1982, día del Bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, fue interceptado por un Harrier y debió eyectarse. Sufrió la rotura del maléolo tibial de una pierna y tuvo un esguince en la otra, pero fue rescatado (“En la actualidad, digo felizmente que tengo y celebro dos cumpleaños”, afirma).